¿Marchas sin sentido?
Hoy vimos a Arturo Vidal llorando
frente a la prensa, pidiendo disculpas por el “cagazo” que se mandó la noche de ayer retorno a la concentración de Juan Pinto Durán.
A raíz de lo anterior, y como es
costumbre en nuestro país, todos los medios de comunicación se olvidaron de las
cosas que realmente importan y apuntaron sus dardos hacia ese único objetivo. Y
por consecuente, sin tampoco mostrar lo que ocurrió hoy en la marcha de los profesores en
contra de la ley docente.
Por lo que nuestros profesores y
adherentes a la manifestación expresaron su descontento por la baja cobertura que
tuvo en las redes sociales y frente a los pocos medios que se hicieron
presentes en esta jornada de protesta.
Entonces me pregunto: ¿Es llamar la atención de los medios lo que se
busca con una marcha?
Si es show (cobertura mediática)
lo que quieren, entonces vayan a los canales de televisión a hacer las marchas.
De hace rato que las marchas dejaron de ser una herramienta efectiva de súplica,
y la poca cobertura que tienen en los medios es negativa.
No estoy en contra de las
demandas sociales, pero creo que las marchas son una formula bastante
débil y agotada para exigir dichas exigencias. Sin contar que lo que se muestra de cada manifestación en los medios es un enfrentamiento entre fuerzas especiales y encapuchados, ambos bandos dispuestos y gustos de luchar por una causa en común: La violencia.
Es más, si nos preguntamos qué acción
de protesta a lo largo de todo el proceso de cambios y revoluciones sociales ha
sido el más significativo desde el 2006, muchas personas te dirán ejemplos como
que el Jarrazo que tiro María Música Sepúlveda a la ex ministra de Educación Mónica
Jiménez o la quema de los pagarés, letras y deudas de alumnos de la Universidad
del Mar por el artista visual Francisco “Papas Fritas” Tapia.
Es decir, construir de forma creativa pesa significativamente más que una horda de personas reclamando por algo que este gobierno difícilmente
solucionara.
Las marchas deben ser mecanismos
de encuentro social, una herramienta en la que invitamos a la gente a manifestar
su descontento y decirle a nuestros pares que estamos presentes. Pero no sigamos creyendo que serán la llave
para lograr los cambios que anhelamos en pos de un Chile más justo, ni mucho menos un
mecanismo para llamar la atención de un sistema mediático que está muy lejos de
tener como objetivo ayudar a la personas.